El maíz transgénico en Colombia da cuenta de que este es un país de maíces. Con una gran oferta de variedades criollas, híbridas y genéticamente modificadas, el maíz es un pilar fundamental de nuestra agricultura y alimentación.
Desde 2007, los agricultores colombianos han incorporado maíces genéticamente modificados (GM) en sus cultivos, lo que ha generado una serie de mitos y desinformación en torno a esta tecnología.
Sin embargo, la evidencia científica y la experiencia de los productores muestran que el maíz GM es una herramienta clave para mejorar la productividad, reducir el impacto ambiental y fortalecer la seguridad alimentaria del país.
Más producción en menos área
Uno de los principales beneficios del maíz transgénico en Colombia es su mayor eficiencia productiva. Aunque solo el 35% del maíz sembrado en Colombia es transgénico, este aporta más del 50% de la producción nacional.
Gracias a su mejor rendimiento, derivado del control efectivo de plagas y malezas, los agricultores han logrado incrementar su producción en un 17% en comparación con los cultivos convencionales. Además, por cada dólar invertido en semillas transgénicas, los productores han recibido un retorno promedio de $5.25 dólares, lo que demuestra su impacto positivo en la rentabilidad del campo.
Menos impacto ambiental, más sostenibilidad
A pesar del mito de que los cultivos transgénicos requieren más agroquímicos, la realidad es que el maíz transgénico en Colombia ha permitido una reducción significativa en el uso de insecticidas y herbicidas. Los cultivos resistentes a insectos han disminuido en un 65% el impacto ambiental asociado a estos productos, mientras que las aplicaciones de insecticidas se han reducido de 4-5 en el maíz convencional a solo 1-2 en el maíz GM. Asimismo, el uso de herbicidas ha bajado en un 22%.
Estos avances también han contribuido a disminuir la huella de carbono y el consumo de agua en la producción de maíz, ya que menos aplicaciones de productos significan menos emisiones de CO2 y menor uso de recursos naturales. Además, la siembra de maíces tolerantes a herbicidas ha impulsado prácticas como la siembra directa y la conservación del suelo, reduciendo la erosión y mejorando la sostenibilidad de la producción agrícola.
Innovación para la seguridad alimentaria
Los cultivos genéticamente modificados son la tecnología de más rápida adopción en la historia de la agricultura moderna, y el maíz transgénico no es la excepción. Actualmente, el 34% del maíz sembrado en el mundo es transgénico, y la ciencia continúa avanzando para desarrollar nuevas variedades que enfrenten desafíos como el cambio climático.
A nivel internacional, ya se están creando maíces biotecnológicos con mayor tolerancia a sequías extremas, una característica clave para regiones vulnerables como algunas zonas de África y América Latina.
El maíz transgénico es parte de la variedad de maíces que se siembran en Colombia y una herramienta esencial para fortalecer la producción nacional. Más allá de los mitos, la evidencia demuestra que su uso ha permitido aumentar la productividad, reducir el impacto ambiental y generar mayores oportunidades para los agricultores.
En un país donde el maíz es sinónimo de identidad y seguridad alimentaria, es fundamental conocer los hechos y valorar el papel de la biotecnología en la construcción de un agro más fuerte y sostenible.
Fuente: https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/21645698.2020.1715156
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