En Colombia, el maíz es mucho más que un simple cultivo. Es una columna vertebral de nuestra historia, cultura, economía y la alimentación diaria de millones de personas.
Pero, ¿sabías que la diversidad del maíz en el país es sorprendente, abarcando desde variedades ancestrales hasta las más avanzadas tecnológicamente?
Más de 40 razas de maíz: un tesoro biológico
Durante años, se creyó que Colombia solo albergaba 23 razas de maíz nativo. Sin embargo, un arduo estudio de más de 15 años, liderado por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira y el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), reveló una verdad asombrosa: ¡el país cuenta con 42 razas de maíz!

Entre estas joyas genéticas encontramos variedades con granos multicolores como el Huevito o el Berrendo, y otras con un alto valor nutricional, como el Negro de Tabanok, rico en antioxidantes. Estos maíces son cultivados desde la Sierra Nevada hasta los Andes, y su conservación está intrínsecamente ligada a comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas que han transmitido sus semillas por generaciones.
Maíces híbridos: semillas de productividad
Más allá de ser un invaluable patrimonio biocultural, estas razas poseen genes con el potencial de ayudar a los cultivos comerciales a adaptarse al cambio climático, un desafío crucial para la agricultura global.
Además de los maíces nativos y criollos, Colombia también apuesta por las variedades híbridas. Estas semillas son el resultado del cruce estratégico de dos líneas de maíz, lo que permite obtener características agronómicas superiores: más granos por mazorca, uniformidad, y mejor adaptabilidad a diversas zonas del país, lo que resulta en mejor rendimiento por hectárea.
Si bien su comercialización inició en el siglo pasado, desde los 2000 ha aumentado su uso en el país. Gracias a su eficiencia y adaptabilidad, los maíces híbridos son la elección principal de agricultores tecnificados que buscan optimizar la productividad y tener buenos rendimientos a la hora de cosechar.
Maíz Genéticamente Modificado (GM): Innovación para superar los desafíos del Campo
En 24 departamentos de Colombia, el maíz genéticamente modificado (GM) juega un papel fundamental. Este tipo de maíz, rigurosamente aprobado por las autoridades regulatorias, es maíz híbrido al que se le incorpora genes que le otorgan resistencia a algunas plagas importantes o tolerancia a herbicidas, facilitando un manejo más eficiente y sostenible del cultivo.
Cifras recientes revelan que más del 90% del maíz amarillo tecnificado sembrado en Colombia corresponde a variedades GM. Su adopción ha contribuido significativamente a la reducción del uso de insecticidas y a la protección de los rendimientos, un factor clave ante los desafíos del cambio climático.

Estas variedades, además del grano importado, son esenciales para garantizar el abastecimiento de maíz en Colombia, especialmente para sectores vitales como la avicultura, la porcicultura y la industria de alimentos balanceados.
El maíz es pilar para la seguridad alimentaria de todos los colombianos
El maíz es, sin lugar a dudas, un cultivo estratégico para la seguridad alimentaria de Colombia.
No solo es un componente esencial de nuestra dieta (desde arepas hasta empanadas), sino que también es un pilar para la industria pecuaria y de alimentos balanceados.
Aunque Colombia importa una parte considerable del maíz que consume para satisfacer la demanda interna, es vital recordar que todo ese maíz, sin importar su origen, se transforma en los huevos, el pollo, la carne y el pescado que llegan a la mesa de millones de colombianos.
Conservar y valorar la diversidad del maíz, al tiempo que se impulsa el uso de tecnologías modernas, es el camino hacia una agricultura más resiliente, sostenible y competitiva.
Ningún grano sobra cuando el país se alimenta. Maíz fuerte, País Fuerte.
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